Otro mito imperante acerca de la adopción del agilismo es: “Esto no nos va a servir, somos demasiado especiales”.
Casi todas las organizaciones se consideran únicas a la hora de decidir si introducen prácticas ágiles. Creen que la estructura, el contexto, el proyecto, el equipo o los usuarios tienen características tan específicas que van a impedir la adopción.
Otro argumento que se suele escuchar es que las prácticas ágiles podrán ser muy buenas para equipos chicos en un mismo sitio, pero seguramente no escalan para equipos de centenares o miles de personas distribuidas.
La realidad es que, en el mundo de los negocios actual, cualquier organización y proyecto es único y tiene su propio contexto. También es cierto que la adopción de prácticas ágiles suele chocar contra algunas características existentes de cada organización. En ámbitos con estructuras jerárquicas muy establecidas, el principio de equipos auto-gestionados de Scrum suele incomodar. Las prácticas ágiles (en particular Scrum, Kanban y XP) son difíciles de enmarcar en contratos con alcances fijos y detallados. Dicho esto, hay que remarcar que las prácticas ágiles requieren un cambio de paradigma y que las organizaciones más “conservadoras” en su cultura tendrán mayores dificultades a la hora de implementar dichos cambios. Es lo que remarca Stephen R. Covey en su muy pragmático principio: “Si seguimos haciendo lo que estamos haciendo, seguiremos consiguiendo lo que estamos consiguiendo”.
Respecto del escalamiento en organizaciones grandes, si bien es cierto que varias prácticas ágiles fueron pensadas para equipos de menos de diez personas, hace tiempo que existen mecanismos probados y eficientes para poder aplicarlas con éxito en grupos de cierto tamaño. Yahoo, 3M, BBC, Nokia, Primavera, Amazon, Google, Microsoft y Boeing son algunas de las empresas que aplican estos conceptos a mayor escala. Yahoo, en particular, afirma haber aplicado Scrum en un proyecto con 700 desarrolladores.
En resumen, considerando este mito, recomendamos:
Casi todas las organizaciones se consideran únicas a la hora de decidir si introducen prácticas ágiles. Creen que la estructura, el contexto, el proyecto, el equipo o los usuarios tienen características tan específicas que van a impedir la adopción.
Otro argumento que se suele escuchar es que las prácticas ágiles podrán ser muy buenas para equipos chicos en un mismo sitio, pero seguramente no escalan para equipos de centenares o miles de personas distribuidas.
La realidad es que, en el mundo de los negocios actual, cualquier organización y proyecto es único y tiene su propio contexto. También es cierto que la adopción de prácticas ágiles suele chocar contra algunas características existentes de cada organización. En ámbitos con estructuras jerárquicas muy establecidas, el principio de equipos auto-gestionados de Scrum suele incomodar. Las prácticas ágiles (en particular Scrum, Kanban y XP) son difíciles de enmarcar en contratos con alcances fijos y detallados. Dicho esto, hay que remarcar que las prácticas ágiles requieren un cambio de paradigma y que las organizaciones más “conservadoras” en su cultura tendrán mayores dificultades a la hora de implementar dichos cambios. Es lo que remarca Stephen R. Covey en su muy pragmático principio: “Si seguimos haciendo lo que estamos haciendo, seguiremos consiguiendo lo que estamos consiguiendo”.
Respecto del escalamiento en organizaciones grandes, si bien es cierto que varias prácticas ágiles fueron pensadas para equipos de menos de diez personas, hace tiempo que existen mecanismos probados y eficientes para poder aplicarlas con éxito en grupos de cierto tamaño. Yahoo, 3M, BBC, Nokia, Primavera, Amazon, Google, Microsoft y Boeing son algunas de las empresas que aplican estos conceptos a mayor escala. Yahoo, en particular, afirma haber aplicado Scrum en un proyecto con 700 desarrolladores.
En resumen, considerando este mito, recomendamos:
- Elegir qué prácticas ágiles se adoptarán de inmediato y cuáles tendrán que adoptarse más adelante (por ejemplo, empezar por prácticas de test automatizado en integración continua de XP, dejando para una segunda etapa las más resistidas, como programación de a pares).
- Implementar cada práctica a paso firme, mostrando y difundiendo los logros. Es fundamental reevaluar constantemente por qué sí o por qué no estamos implementando cada práctica.
- Empezar con experiencias piloto en grupos reducidos para afirmar los valores y beneficios de las prácticas ágiles y luego definir formas de escalamiento hacia áreas o grupos más grandes.
Este post es parte de una nota mía publicada en la revista Perspectiva (N4) del grupo Pragma Consultores
Me gusta mucho tu segundo recomendación ! Es muy importante aplicar una practica como se debe aplicar. Las otras practicas pueden ser implementado después.
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