"El primer día del curso de cerámica, el profesor dividió el grupo en dos partes. Dijo que todos aquellos en el lado izquierdo del estudio, serían evaluados únicamente en función de la cantidad de piezas que produzcan, mientras todos los de la derecha serían evaluados en función de la calidad de las piezas producidas.
Su procedimiento era simple: en el último día de clase pesaría con su balanza de baño las piezas de calidad "A" (la mejor calidad), luego las piezas de calidad "B" (la segunda calidad), y así sucesivamente. Para los evaluados únicamente en función de la calidad (el segundo grupo), alcanzaría haber producido una sola pieza perfecta, de calidad "A".
Llego el momento de la evaluación, y paso algo curioso: el trabajo de mejor calidad fue producido exclusivamente por el grupo "cantidad". Parece que mientras el grupo "cantidad" estaba ocupado en producir pilas de piezas -y en aprender de sus errores-, el grupo "calidad" estaba teorizando el concepto de perfección, y al final no tenían para mostrar como fruto de sus esfuerzos mucho más que teorías grandiosas y una pila de arcillas muertas."Más allá de la muy buena reflexión que propone John Sonmez en su post, me surgen muchos paralelos para el grupo "Calidad" con algunos vicios que se ven en el desarrollo de software, como por ejemplo el Big Upfront Design, el Análisis-Parálisis, el Sprint 0 Eterno, el ante-proyecto que dura meses/años, los 6 meses de especificaciones, etc.
Y para el grupo "Cantidad" veo muchas relaciones con algunos conceptos y valores claves de las practicas ágiles como el empirismo, el descubrimiento continuo de las necesidades, la inspección y adaptación del producto, la mejora continua, aceptar el cambio, etc.
Creo que muchas veces perdemos mucho tiempo antes de empezar un trabajo, tratando de predecir algunas cosas que es más fácil descubrir sobre la marcha, aunque no parezca muy natural.
Para cerrar me gustaría citar a Pitágoras:
"El inicio es la mitad de todo"
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