Esta vez no vas a scrollear frenéticamente hasta encontrar eso que buscas.
Te propongo tomarte un rato tranquilo para disfrutar estas líneas.
Al fin y al cabo, es tu tiempo.
¿Vamos?
Me encuentro en la playa, mirando el mar inmenso y rememorando el año que está por terminar.
Pasaron tantas cosas... Sin embargo, los mejores momentos que me vienen a la mente espontáneamente no son tantos:
- Unos penales endiablados con mi hijo.
- El cierre de un evento mágico en Chile.
- Una sobremesa memorable conversando con mi familia.
- Un encuentro improbable, nacimiento de una colaboración soñada.
- Un día solo sin nada que hacer.
- Un momento de agradecimientos con compañeros de estudio.
Te propongo hacer una lista de tus 5-10 mejores momentos del 2018, sin reflexionar mucho... Los que te vienen a la mente ahora.
Seguro podría haber más momentos en esta lista. Pero estos son los que marcaron, los que destaco, los que recuerdo ahora.
Y... ¿Sabés qué?
Estos momentos no ocurrieron mientras scrolleaba frenéticamente en mi celular, ni cuando me quedaba trabajando tarde en una lista de tareas interminables, ni cuando estaba corriendo entre mil actividades, ni cuando estaba agotado por el estrés.
No. Ocurrieron cuando estuve presente, disponible, tranquilo. En algunos casos cuando les di espacio, y en varios otros cuando no me los esperaba.
Te propongo pensar en los momentos que enumeraste. ¿Cómo y cuándo ocurrieron, ¿En qué estado estabas?, ¿Podés ver algún patrón en las circunstancias?
En este periodo de cambio de año, nuestro primer reflejo es buscar buenas resoluciones para este nuevo año, cosas que esta vez sí vamos a hacer, metas improbables que nos tranquilicen, obligaciones o deseos que tenemos que sostener.
Sin embargo, mientras siento en mis pies el romper de las olas, sigo pensando en mis momentos de felicidad del año que termina.
¿Qué puedo hacer en este nuevo año para que ocurran más momentos como estos?
Mientras más lo pienso, más me doy cuenta de que en realidad tiene más que ver con cosas que podría dejar de hacer que con agregar nuevas cosas:
- Soltar actividades que no me aportan/inspiran tanto (como este curso que no tiene mucho impacto).
- Dejar espacios libres en mi agenda, por lo menos 2 veces por semana.
- Buscar tener menos “que hacer”, eliminando o cambiando algunas obligaciones.
- Hacerme lugar para un mejor sueño y para centrarme (meditación, no hacer nada).
Te propongo hacer una lista de lo que podrías dejar de hacer para este nuevo año. Pensá en actividades, hábitos, costumbres que potencialmente te impiden estar más disponible para que ocurran estos momentos que enumeraste.
Mientras termina de desaparecer el reflejo del atardecer en las nubes y el mar, me imagino lo mejor del 2019.
Y te deseo un 2019 con muchas cosas menos, pero lleno de esos momentos que a vos te gustan.
Al fin y al cabo, es tu tiempo.
Si te interesa profundizar sobre la gestión de tu tiempo y tu productividad, revertir tu relación con el tiempo, tomar conciencia de tus ritmos y elegir el ritmo más adecuado en cada momento, te recomendamos nuestros próximos Taller del Tiempo y Taller de Slow.
Me parece super chevere esta reflexión ahorita, ad portas de terminar el 2022. Estoy pensando en mis mejores momentos este año y sin duda, son con mi familia o disfrutando de actividades que me gustan!!
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